Por desgracia, hagan lo que hagan para intentar resolver sus problemas, los efectos de una educación parental tóxica se dejan sentir durante el resto de sus vidas.
De hecho, cuando alguien procede de una familia tóxica, puede cambiar su percepción del mundo, y normalmente no para mejor. Si has crecido en un entorno disfuncional, seguro que has pasado por muchas cosas.
Decidir dejar de hablar con tus padres por completo o incluso aprender a protegerte con fuertes límites emocionales es una de las cosas más difíciles que puedes hacer.
Pero es una parte muy importante de la construcción de una vida más sana y positiva.
Si ya has dado este paso, enhorabuena. Seguro que ha sido especialmente duro.
Pero el trabajo duro no termina ahí. Tu familia tóxica ha causado daños que no puedes reparar simplemente cortando la comunicación y mudándote a otro país.
Llevas esta carga sobre tus hombros en forma de problemas mentales y emocionales.
No digo que todos los que han crecido en un entorno así sufran problemas mentales o emocionales agotadores. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que las personas que han tenido una infancia difícil se ven especialmente afectadas psicológicamente.
Los niños de familias disfuncionales tienen más probabilidades de sufrir problemas de salud mental. Por lo general, estos problemas les hacen interiorizar o exteriorizar los conflictos que vivieron de niños.
Así, si creciste en un entorno disfuncional con una familia tóxica, es posible que hayas intentado reprimir mucha rabia o resentimiento, o incluso tristeza.
Esto puede provocar múltiples problemas mentales y emocionales, como los que se enumeran a continuación. Si alguno de ellos te resulta familiar, no estás solo:
1. Ansiedad
No es sorprendente que la ansiedad sea uno de los problemas mentales más comunes. Sin embargo, quienes han crecido en un entorno tóxico experimentan el trastorno de ansiedad de una forma completamente distinta.
Un estudio de la Universidad Ben Gurion de Israel descubrió que un porcentaje “significativamente mayor” de adultos con trastorno de ansiedad generalizada proceden de una familia disfuncional.
Puede que tus padres te prohibieran ir a eventos sociales o salir con amigos. O puede que no hayas podido experimentar las cosas que un niño debería, lo que contribuyó a tus miedos a una edad temprana.
Susan Forward es autora del libro Padres tóxicos, en el que escribe:
Los niños a los que no se anima a investigar, a probar, a arriesgarse a fracasar, suelen sentirse impotentes e inadecuados. Excesivamente controlados por padres ansiosos a los que temen, estos niños suelen volverse ansiosos y tímidos.
2. La comunicación y la interacción con los demás son difíciles
Ya sea física, como un abrazo, o emocional, como una relación: si vienes de una familia tóxica, es casi imposible que dejes que otros se acerquen a ti.
Y no es que no quieras ese tipo de relación, es que confiar en alguien te asusta, es un riesgo que no estás dispuesto a correr.
Los niños que crecen escondiéndose de sus amigos, porque tienen miedo de mostrar al mundo las disfunciones extremas de su hogar, se convierten en adultos incapaces de establecer relaciones sanas.
Y nunca han aprendido a hablar de sus problemas. De hecho, incluso cuando se los mencionaron a sus padres, probablemente les siguieron las burlas. Sin embargo, también ocurre lo contrario.
Esto se debe al desequilibrio emocional que se crea a una edad temprana cuando están rodeados de “amor impredecible”. Si conseguir la aprobación de los padres era, en el mejor de los casos, espontáneo, lo más probable es que en la actualidad intente encontrarla en cada amistad y relación.
Por eso, los adultos que han crecido en familias disfuncionales suelen tener dificultades para entablar y mantener relaciones, tienen baja autoestima y poca confianza en los demás.
Temen perder el control y favorecer sus sentimientos y su realidad.
La mayoría de los hijos adultos de padres tóxicos crecen sintiéndose muy confusos sobre el significado del amor y sobre cómo deberían sentirse. Sus padres les hicieron muchas cosas feas en nombre del amor. Veían el amor como algo caótico, dramático, confuso y doloroso.
Esto les obliga a abandonar sus sueños y deseos. Obviamente, el amor no es eso. El amor no te rompe, no te desequilibra ni te crea un sentimiento de odio hacia ti mismo…
El verdadero amor crea un sentimiento de calidez, satisfacción, seguridad, estabilidad y paz interior.
3. La manipulación y el abuso narcisista hacen que te preguntes qué es real…
Si creciste en un ambiente tóxico, entonces la forma en que experimentaste la realidad es completamente diferente de la forma en que la vieron tus padres.
¿Alguna vez te han acusado de algo que nunca hiciste y te han castigado por ello, aun cuando tus padres eran conscientes de tu inocencia?
¿Las vacaciones familiares se han visto empañadas por estallidos de violencia y lenguaje duro?
Tu familia ha distorsionado tu realidad y tus actitudes y esto te lleva a no creer en tus propias emociones y pensamientos.
Tengo 36 años y mi madre aún me culpa de cosas que nunca ocurrieron en mi infancia.
En la mayoría de las familias disfuncionales, los niños tienden a aprender a dudar de su propia intuición y de sus reacciones emocionales.
Es manipulación.
Es cuando alguien intenta conscientemente confundir a otra persona para controlarla y no puedo decirte lo familiarizada que estoy con esta táctica utilizada en mi pasado.
Si vienes de una familia tóxica, seguro que te sientes identificado.
Tanto si tus padres te llevaron a dudar del amor de tu pareja o a cuestionar la existencia de una taza de café perdida que nunca existió, este tipo de comportamiento puede conducir a un estado de duda en tus propios sentimientos y pensamientos, todos los días de tu vida.
Todo esto suena bastante triste, pero hay algo que puedes hacer para tomar las riendas de tu vida. La perfección no existe y tu vida nunca será fácil.
Pero las cosas mejoran con el tiempo. Sólo tienes que reconocer todas las formas en que te han herido y permitirte iniciar el proceso de curación.
