¿Quién soy realmente?
Esta es una pregunta que mucha gente se hace porque es difícil saber realmente lo que se esconde en lo más profundo de uno mismo.
Tarde o temprano, llega un momento en que te cuestionas a ti mismo.
Tienes la sensación de que la vida que estás viviendo no es la que habías soñado.
O reaccionas violentamente ante una situación que normalmente no te perturba.
Entonces te preguntas qué te pasa.
Aunque no quieras admitirlo, pocas personas se conocen de verdad.
- ¿Quién soy?
- ¿Qué siento?
- ¿Qué quiero?
En este artículo intentaremos responder a todas estas preguntas.
En filosofía, ¿quién soy yo? es una pregunta fundamental
Solemos pensar que sólo los adolescentes y los adultos de hasta 25 años se buscan a sí mismos.
Pero la búsqueda de la identidad es un proceso evolutivo que no se detiene por arte de magia.
No hay un límite de edad que diga: “¡Ya está, se acabó!
El desarrollo personal es un viaje que dura años y sólo termina cuando uno se siente verdaderamente uno mismo.
El problema es que cuesta reconocer cuándo hemos llegado a ese punto.
De hecho, no hay nada malo en reconocer que hemos empezado el viaje sin terminarlo.
Por eso a menudo volvemos a él después de un tiempo.
A cualquier edad, necesitamos saber quiénes somos y qué necesitamos.
En última instancia, sólo cuando tenemos una imagen coherente de nosotros mismos podemos responder a la pregunta “¿quién soy?
En filosofía y psicología se ha establecido que es esencial conocerse y aceptarse a uno mismo para tener un sentido de pertenencia.
Además, cuanto mejor te conozcas, más confianza en ti mismo desarrollarás.
Como resultado, sentirás menos estrés y culpa por tus necesidades y deseos.
Si no puedes responder a la pregunta “¿Quién soy?”, sufres constantemente.
No conoces tus valores, tus límites ni tus capacidades.
De hecho, cuanto más sufres, más lejos estás de la persona que realmente necesitas ser.
Cuando no puedes responder a la pregunta “¿Quién soy?”, tienes un bajo sentido de ti mismo.
Baja autoestima: las consecuencias
Quién soy
¿Dónde estoy?
¿Qué preguntas debo hacer para conocer a fondo a una persona?
Si no puedes responder a estas preguntas, tienes un sentido débil de ti mismo.
Esto significa que sufres el síndrome del impostor.
Crees que no mereces lo que tienes o las alegrías que experimentas.
Y tienes miedo de que alguien descubra tu subterfugio.
¿Qué implica la ausencia de sentido del yo?
1. Siempre te estás sacrificando por los demás
Las necesidades de tu pareja y tus seres queridos siempre están por encima de las tuyas.
Es más, ni siquiera eres capaz de definir lo que quieres.
En resumen, te sacrificas por los demás, sin pensar en las consecuencias para ti mismo.
Tus necesidades y deseos evolucionan constantemente.
Por eso, que supieras lo que querías hace un año no significa que siga siendo válido hoy.
No te planteas la pregunta “¿quién soy?” porque no tienes tiempo.
Estás demasiado preocupado por cuidar de los demás.
2. Con un bajo sentido del yo, intentas evitar las emociones.
Cuando sufres, cuando no sabes quién eres, evitas los sentimientos.
No quieres añadir emociones negativas a tu ya pesada carga.
Dejas de lado las cosas dolorosas de tu pasado y de tu presente.
Así que pasas el tiempo en las redes sociales o viendo series de televisión para evitar pensar en todo ello.
En resumen, ¡haces todo lo posible para evitar las emociones negativas!
Esto te impide responder a la pregunta “¿Quién soy?” porque no quieres enfrentarte a ciertas partes de ti mismo.
En tales circunstancias, muchas personas también recurren a las drogas o al alcohol.
Esto les permite silenciar el dolor durante un tiempo.
Por supuesto, todo esto es temporal, pero cuanto más tiempo pase, más difícil te resultará conocerte a ti mismo.
3. Según la filosofía, los acontecimientos de la vida son fuentes de estrés
En filosofía, las experiencias por las que pasamos y que nos causan mucho estrés se denominan acontecimientos vitales.
Por ejemplo, un duelo, una enfermedad crónica, un divorcio, un despido, etc.
Todo esto repercute negativamente en tu salud mental: ¿quién soy? ¿dónde estoy?
No puedes sacarte estas preguntas de la cabeza porque estás en modo supervivencia.
Cuando tienes un acontecimiento estresante tras otro, no puedes concentrarte en ti mismo.
No puedes aprender, crecer ni evolucionar.
De hecho, siempre estás buscando una paja a la que agarrarte sin pensar en el mañana.
4. ¿Quién soy en este momento de mi vida?
Desde que naciste hasta hoy, has asumido papeles diferentes.
No eres la misma persona a los cinco que a los treinta.
Lógico, ¿no?
Así que, sin darte cuenta, adoptas el papel de actriz: interpretas papeles diferentes.
Te adaptas a cada situación.
Por supuesto, esto no puede durar siempre.
Eres hija de tus padres, pero tarde o temprano quieres ser independiente.
Eres una mejor amiga, pero esta relación te está arrastrando más hacia abajo que hacia arriba, así que decides ponerle fin.
En una relación, eres una mujer enamorada, pero tu pareja no te trata como deberías.
También en este caso decides huir.
Todo esto no te ayuda a descubrir tu identidad porque rompes todos los vínculos de forma inesperada.
5. Sientes vergüenza, así que no puedes responder a la pregunta “¿quién soy?
Los niños y los padres no siempre son amables contigo.
Por ejemplo, tus padres te dicen que eres demasiado sensible y que tienes que aprender a ser más fuerte.
Tus compañeros de clase se burlan de tu cuerpo porque tienes unos kilos de más.
En resumen, pase lo que pase, siempre parece que lo haces todo mal.
No es así, pero como a todo el mundo le gusta criticar, eso distorsiona tu creencia en ti mismo.
Por eso, de adulto, no puedes responder a la pregunta “¿quién soy?
Sin embargo, mereces amor, mereces aceptación.
Y, sobre todo, no tienes nada de qué avergonzarte porque eres una mujer excepcional.
Así que el autoconocimiento es ahora tu objetivo.
Me siento perdida: ¿quién soy?
Es lo primero que te viene a la cabeza cuando no sabes responder a esta pregunta.
Estás perdido.
Has perdido el norte, no conoces tus valores ni tus límites.
Así que es hora de trabajar en ti mismo.
Trabajar en ti mismo cuando no estás seguro de tu identidad o de quién eres es una parte valiosa y esencial del desarrollo personal y el autodescubrimiento.
Muchas personas atraviesan periodos de duda sobre sí mismas o luchan por comprender quiénes son realmente.
- ¿Quién soy? a través de la reflexión personal
Participe en actividades que le permitan explorar sus pensamientos, sentimientos y deseos.
Llevar un diario, meditar o simplemente pasar un rato a solas te ayudará a profundizar en tus pensamientos y emociones interiores.
- Explore sus centros de interés
Practique aficiones, deportes o actividades creativas que le intriguen.
Explorando, puede descubrir pasiones que resuenen con su verdadera personalidad.
- Buscar opiniones
Recurre a amigos íntimos, familiares o personas de confianza que te conozcan bien.
A veces, otras personas pueden darte valiosos datos sobre tu personalidad y tus puntos fuertes.
- Aceptar el cambio para responder a la pregunta “¿quién soy?
Comprende que el autodescubrimiento es un viaje y que es normal que tu percepción de ti mismo evolucione con el tiempo.
Acepta los cambios y el crecimiento que se producen a lo largo del camino.
- Practicar la atención plena
Presta atención a tus pensamientos, sentimientos y comportamiento en distintas situaciones.
Esta toma de conciencia te ayudará a comprenderte mejor.
- Sea paciente y amable consigo mismo
El autodescubrimiento no se produce de la noche a la mañana.
Requiere tiempo y paciencia.
Trátate con amabilidad y compasión, como harías con un amigo íntimo.
- Explore sus valores
Piensa en lo que realmente te importa en la vida.
Identifica tus valores y creencias fundamentales, ya que sirven como principios rectores en el camino hacia el autodescubrimiento.
- Aceptar la incertidumbre
Es normal no tener todas las respuestas de inmediato, ni ese es el objetivo del autoconocimiento.
Acepte la incertidumbre como una oportunidad de crecimiento y descubrimiento.
Recuerda que el viaje de autodescubrimiento de cada persona es único.
Muéstrate abierto a explorar diferentes aspectos de ti mismo y deja que el proceso se desarrolle de forma natural.
¿Quién soy yo? Autodescubrimiento filosófico
Para pasar por todas las etapas anteriores, necesitas aislarte durante un tiempo.
Tómate un fin de semana o una semana, el tiempo que necesites, para hacerte algunas preguntas.
En este artículo voy a darte las principales preguntas filosóficas para responder a la pregunta “¿quién soy?
- ¿En qué creo?
- ¿Con quién puedo contar?
- ¿Quiénes son las personas más importantes para mí?
- ¿Qué significan para mí mi familia y mi pareja?
- ¿Cuáles son mis objetivos a corto y largo plazo?
- ¿Cuál es el deseo que nunca he cumplido, pero que quiero cumplir?
- ¿Soy introvertido o extrovertido?
- ¿Cuál es mi mayor miedo?
- ¿Qué me tranquiliza?
- ¿Cuál es mi mayor secreto?
- ¿Cuáles son mis debilidades?
- ¿Qué errores han marcado mi vida?
- ¿Me disculpo demasiado?
- ¿Qué fracaso me ha afectado más?
- ¿Qué me deprime?
- ¿Cómo reacciono ante el estrés?
- Cuando habla mi crítico interior, ¿qué dice?
- ¿De qué me avergüenzo más?
- ¿Cuáles son mis puntos fuertes?
- ¿Cuáles son mis talentos naturales?
- ¿De qué estoy más orgulloso?
- ¿De qué estoy agradecido?
- ¿Qué me hace realmente feliz?
- ¿Qué me ayuda a relajarme?
- ¿Qué aficiones quiero probar?
- ¿Cómo veo mi futuro?
- ¿Dónde me veo dentro de diez años?
- ¿Cómo me gustaría que me recordaran mis seres queridos?
- ¿Dónde estoy?
- ¿Soy fiel a mí mismo?
- ¿Quién soy?
Conclusión sobre el autoconocimiento
Como ya he dicho, tómate tu tiempo para responder a estas preguntas.
Si no puedes hacerlo en un fin de semana o durante tu semana libre, no pasa nada.
Analiza las preguntas una a una, porque las prisas no son buenas para tu desarrollo personal.
Es más, si te molesta una pregunta sobre conocer a fondo a una persona, déjala para más adelante.
Anota todas las respuestas en un cuaderno.
Esto te permitirá volver a las respuestas más tarde y quizás incluso anotar otras preguntas que hayas recordado durante este proceso.
Cuando hayas podido responder a las tres últimas preguntas, puedes considerarte feliz.
Significa que por fin has descubierto quién eres.
Por fin puedes responder con orgullo a la pregunta “¿quién soy?