Una uña encarnada duele…
Y es feo de ver.
Las uñas encarnadas son frecuentes, sobre todo en los dedos gordos.
Si la piel ya está inflamada, el tratamiento depende de la gravedad de los síntomas de la uña encarnada.
Si te cuidas bien las uñas, puedes prevenir las infecciones.
Los expertos también llaman a la uña encarnada “unguis incarnatus” u “onicocriptosis”.
El calzado apretado, la sudoración excesiva y un mal corte de las uñas pueden contribuir a la aparición de uñas encarnadas.
Cuando la uña crece, se produce una inflamación.
Esto aumenta el flujo sanguíneo, haciendo que la uña se enrojezca, se hinche y duela.
Con el tiempo, puede formarse nuevo tejido (“carne salvaje”) que invade la uña.
Los expertos también se refieren a esto como tejido de granulación, porque la superficie del nuevo tejido se asemeja a pequeños gránulos (de “granulum”, grano en latín).
20 de cada 100 personas que consultan a su médico de cabecera por problemas en los pies tienen una uña encarnada.
Los adolescentes y los adultos jóvenes suelen verse afectados por la aparición de una uña encarnada infectada.
A esta edad, el aumento de la sudoración favorece la aparición de una uña encarnada, por ejemplo con el deporte o los cambios hormonales de la pubertad.
Las uñas encarnadas también son frecuentes entre las personas mayores.
Pueden tener un mayor riesgo de padecer uñas encarnadas debido a afecciones como la diabetes.
Además, muchas personas mayores tienen menos movilidad, lo que dificulta el cuidado de sus pies y uñas.
Además, como las uñas se vuelven más gruesas con la edad, resulta más difícil cortarlas.
Los médicos distinguen tres fases en la aparición de las uñas encarnadas
Fase 1: La uña encarnada ha crecido lateralmente hacia la piel. La piel duele y se inflama.
Fase 2: Se ha formado nuevo tejido inflamado (tejido de granulación) en el borde de la uña encarnada. El tejido supura y se infecta.
Estadio 3: La zona afectada de la uña encarnada está crónicamente inflamada y a veces supura. Ya se está desarrollando tejido de granulación en la uña.
Una uña encarnada puede ser muy dolorosa al caminar y al estar de pie.
Los zapatos abiertos y los calcetines anchos pueden reducir la presión sobre la uña encarnada inflamada.
También por la noche, lo mejor es dejar espacio para el doloroso dedo encarnado y asegurarse, por ejemplo, de que el edredón no descanse directamente sobre el dedo.
Si tienes una cama con piecero, por ejemplo, puedes doblar la funda sobre él para que quede espacio entre la funda y el pie con la uña encarnada.
A algunas personas les resulta difícil cuidar ellas mismas de sus pies y uñas, por ejemplo, porque sólo pueden llegar a sus pies con esfuerzo debido a problemas articulares.
Si no puede o no quiere que le ayude su pareja, también puede beneficiarse de la ayuda de un profesional:
- Si los pies y las uñas están sanos y no hay factores de riesgo como la diabetes, los podólogos estéticos pueden acortar las uñas y eliminar las callosidades durante una pedicura.
- Si ya hay problemas de salud, la atención médica de los pies por un podólogo es una opción. El tratamiento puede estar cubierto por el seguro médico, por ejemplo si tiene problemas en los pies como consecuencia de la diabetes.
Uñas encarnadas e infectadas: ¿a qué se debe este problema?
La causa de los síntomas es que un borde de la uña presiona contra el lateral de la piel y sigue creciendo.
Cuando este borde hiere la piel y los tejidos blandos subyacentes, se produce una inflamación.
Y se desarrolla la uña encarnada.
La aparición de una uña encarnada es más frecuente en las siguientes afecciones:
- Uñas demasiado cortas o redondeadas en las esquinas
- Zapatos demasiado apretados
- Pies sudorosos
- Ciertas formas hereditarias de crecimiento de las uñas, por ejemplo las uñas curvadas o en forma de tubo (“uñas enrolladas”), en las que las uñas están tan fuertemente curvadas que casi parecen tubos en la punta de los dedos.
- Sobrepeso (obesidad)
- Afecciones como la diabetes y enfermedades que pueden provocar retención de líquidos en los pies
- Tratamiento con medicamentos contra el cáncer
Una uña encarnada suele causar dolor al principio.
Tratada a tiempo, puede controlar o incluso prevenir la inflamación de la uña encarnada.
Un sistema inmunitario debilitado facilita el desarrollo de bacterias.
La inflamación se extiende y la infección es inevitable.
El tejido alrededor de toda la uña o debajo de la placa ungueal puede inflamarse con pus.
Es aconsejable acudir al médico de cabecera.
Esto es especialmente cierto cuando también hay fiebre y la inflamación se extiende a lo largo del dedo y se convierte en un flemón.
Un flemón es una inflamación del tejido que rodea la uña del pie, en el caso de una uña encarnada.
Ayuda para el tratamiento: ¿cómo puedo prevenir una uña encarnada?
Hay varias formas de prevenir las uñas encarnadas.
Un buen cuidado de los pies es especialmente importante, sobre todo el corte de las uñas.
No hay que redondear las uñas por las esquinas y hay que dejarlas lo suficientemente largas para que las esquinas de las uñas descansen libremente sobre el borde lateral de la piel.
En cuanto al calzado, hay que asegurarse de que los dedos de los pies tengan espacio suficiente.
Los zapatos abiertos o transpirables neutralizan la sudoración excesiva y ayudan a prevenir las uñas encarnadas.
Tratamiento médico para curar una uña encarnada
Las uñas de los pies crecen lentamente, por lo que los afectados suelen tener que armarse de paciencia hasta que la terapia surta efecto.
Dependiendo de los resultados, la gravedad y el método de tratamiento, la uña puede tardar de varias semanas a varios meses en volver a crecer con normalidad.
Si se adoptan a tiempo, los métodos conservadores suelen bastar para combatir la inflamación, pero esto requiere mucha paciencia y disciplina por parte de los afectados.
Si las cosas empeoran y se hace necesaria una operación, el procedimiento tendrá un éxito rápido, pero los pacientes deben esperar dolor durante las dos o tres semanas siguientes.
En los casos menos graves, suele bastar con consultar a un podólogo para el tratamiento de la uña encarnada.
Sin embargo, si la inflamación ha progresado y se asocia a dolor intenso en el pie, sólo un dermatólogo o un cirujano del pie pueden ayudar.
Normalmente, no se requiere un diagnóstico complejo para diagnosticar una uña encarnada.
Sólo si hay complicaciones, como un flemón, el médico realizará más pruebas, como un análisis de sangre.
Si la uña encarnada se repite, debe considerarse la posibilidad de realizar una radiografía para detectar precozmente enfermedades subyacentes como tumores o melanomas.
¿Cómo se trata una uña encarnada?
El tipo de tratamiento de una uña encarnada depende fundamentalmente de los síntomas y de su intensidad.
En el caso de síntomas leves, suelen ser suficientes medidas conservadoras como un baño de pies caliente y jabonoso y el posterior tratamiento con tinturas, geles o pomadas antisépticas y antiinflamatorias, como una pomada antiinflamatoria de yodo.
Este baño ablanda la piel alrededor de la uña, lo que facilita el cuidado posterior.
Es importante secarse bien los pies después del baño y esperar un rato antes de volver a calzarse.
Básicamente, hay que evitar ejercer presión sobre la uña encarnada.
Para aliviar la presión sobre los tejidos que rodean la uña, puedes hacerte aplicar un taponamiento en una clínica podológica.
El especialista levanta suavemente el borde de la uña y coloca tiras de compresa entre la uña y la piel.
Éstas actúan como un cojín y pueden impedir que la uña encarnada vuelva a crecer.
Sin embargo, los vendajes tensores como las tiras también pueden proporcionar un alivio inmediato del dolor.
La piel inflamada del lado de la uña se retira del borde de la uña encarnada, creando más espacio.
Si la uña es demasiado redonda en los laterales, también pueden utilizarse los llamados anillos correctores de uñas.
Estas abrazaderas, de plástico o alambre de acero, se sujetan mediante especialistas a los bordes de la uña y se fijan en el centro de la uña del pie.
Las abrazaderas vuelven a sacar la uña del fondo del lecho ungueal y le dan una nueva forma.
Este proceso lleva mucho tiempo, por lo que las férulas deben llevarse de seis a doce meses.
¿Cómo funciona la cirugía para una uña encarnada?
Si las medidas conservadoras no conducen a una mejoría, suele recomendarse la cirugía.
La llevan a cabo dermatólogos o cirujanos especializados mediante diversos procedimientos y técnicas.
Las intervenciones menores suelen realizarse con anestesia local.
Se corta la uña encarnada que sobresale y el tejido circundante.
Los médicos llaman a este proceso resección de la pared ungueal.
A continuación se cura la herida con un apósito.
Para comprobar que la herida ha cicatrizado, debe someterse a revisiones periódicas después de la operación.
Hay que tener en cuenta que durante y después de una operación pueden surgir complicaciones, como trastornos de la cicatrización de la herida, trastornos del crecimiento de la uña del pie, hemorragias o infecciones.
Si la uña del pie encarnada sigue creciendo, debe considerar la posibilidad de reducirla.
Para ello, los cirujanos disponen básicamente de dos métodos quirúrgicos:
- Extirpación de la esquina de la uña encarnada (cirugía plástica Emmert)
En la llamada escisión de la esquina de la uña, la uña encarnada se extirpa junto con la zona de crecimiento, la llamada matriz.
De este modo se evita que la uña vuelva a crecer.
El parche aplicado sólo debe cambiarse unos días después de la operación, ya que el tejido sigue siendo muy sensible.
- Cáustico fenólico para uñas encarnadas
Otra técnica de reducción de uñas es la cáustica fenólica.
En este procedimiento, la zona de crecimiento se destruye con un ácido fuerte llamado fenol.
Así se reduce el tamaño de la uña.
Para este método basta con inyectar anestesia local en el dedo.
Para evitar un sangrado excesivo, también se ata el dedo con una banda elástica.
¿Cuándo se vuelve peligrosa una uña encarnada?
Si las bacterias penetran en la llaga y los afectados tienen además un sistema inmunitario debilitado, la inflamación puede extenderse por toda la uña hasta por debajo de la lámina ungueal.
Si además hay fiebre, agotamiento y malestar, debe consultarse al médico lo antes posible, ya que puede tratarse de un caso de flemón.
Los médicos entienden por tal una inflamación purulenta en tejidos más profundos.
Las personas mayores y los diabéticos corren especial riesgo, ya que la cicatrización de las heridas es más lenta en ellos que en las personas jóvenes y sanas.
¿Existe algún tratamiento casero para las uñas encarnadas e infectadas?
Para evitar que las uñas encarnadas se extiendan, hay que empezar el tratamiento lo antes posible.
Hay algunos remedios caseros que puede utilizar:
1. Lava previamente la zona afectada con jabón suave o sal de Epsom para ablandar la piel que rodea la uña y poder empujarla hacia dentro.
Otra posibilidad es introducir el pie en agua caliente a la que se añade una taza de vinagre de sidra de manzana.
Por un lado se empapa la uña inflamada y por otro se desinfecta.
Se eliminan los gérmenes que pueda haber en la uña encarnada.
A continuación, levanta con cuidado la esquina de la uña que sobresale en la piel con hilo dental.
Utiliza únicamente hilo dental sin mentol, ya que los aceites esenciales pueden provocar una sensación de hormigueo.
2. Ahora puede cortar usted mismo la uña encarnada, aunque debe tener mucho cuidado al hacerlo.
Para ello, empuje suavemente hacia atrás la piel inflamada de la uña encarnada infectada.
Al principio puede doler.
A continuación, corta la uña recta, empezando por los extremos, y mete un trocito de algodón entre la uña y la piel.
Por un lado, esto asegurará que la uña no vuelva a crecer y, por otro, la pondrá de nuevo en su sitio.
3. Otras formas de aliviar las molestias son los sprays refrescantes, que puedes rociar sobre la zona afectada de la uña y la piel circundante hasta cinco veces al día.
Debes dejar pasar al menos una hora entre una aplicación y otra.
También existen pinzas para alisar las uñas, que pueden utilizarse si el borde libre de la uña encarnada mide al menos dos milímetros.
Por razones de higiene, debe cambiar estas pinzas una vez a la semana y llevarlas durante unas seis semanas.
Para entonces, la uña debería haber crecido.