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Comunicación benévola: desarrollar el arte de la palabra no violenta

Comunicación benévola: desarrollar el arte de la palabra no violenta

¿Qué es la comunicación atenta?

¿Por qué es tan importante para ti aprender esta habilidad?

Por desgracia, las acusaciones, exigencias, amenazas o incluso insultos no son infrecuentes en muchas conversaciones.

El principio de la comunicación benévola pretende contrarrestar esta situación y ayudar a las personas a no herir a los demás con sus palabras y a comunicarse de forma agradecida y basada en las necesidades.

Marshall B. Rosenberg es el precursor de la comunicación no violenta (nvc), es decir, la comunicación benevolente.

La define así

Lenguaje e interacciones que refuerzan nuestra capacidad de dar amablemente e inspiran a los demás a hacer lo mismo.

Comunicación violenta: “¡Será mejor que guardes tus juguetes o estarás fuera toda la noche!

Es una frase que probablemente todos hemos pronunciado alguna vez a nuestra pareja, hijo o compañero de piso.

Aunque la afirmación debería considerarse humorística, hay algo serio detrás: la amenaza de una consecuencia si no se lleva a cabo la acción requerida.

Lo que a veces decimos en broma, también lo utilizamos en serio de vez en cuando.

Exigimos ciertas cosas, amenazamos a otros con consecuencias, culpamos a otros, les acusamos de algo o evaluamos su comportamiento.

En la jerga técnica, este tipo de comunicación se considera violenta, aunque no implique el uso de la fuerza física.

Se trata más bien de “golpear” verbalmente a los demás.

El psicólogo estadounidense Marshall B. Rosenberg explica cómo evitarlo y comunicarse con más calma en su concepto de “comunicación no violenta”.

Los orígenes de la comunicación benévola

La comunicación no violenta (nvc), o comunicación benevolente, fue fundada por Marshall B. Rosenberg en torno a la década de 1960 con el objetivo de mejorar el flujo de comunicación entre las personas y permitir la resolución pacífica de los conflictos.

En su desarrollo e investigación, Rosenberg trabajó con activistas de derechos humanos y se inspiró, entre otros, en los puntos de vista de Ghandi y en los principios de la meditación.

Como resultado, la comunicación benevolente se ha convertido en un enfoque holístico que sitúa en el centro de la comunicación una comprensión más profunda de las necesidades de nuestros semejantes y la minimización de la violencia de todo tipo.

Ventajas de la comunicación benevolente

Existen varios métodos para resolver conflictos.

La mediación es sólo uno de ellos.

Su ventaja es evidente.

Por un lado, la comunicación no violenta desempeña un papel importante y, por otro, las partes en conflicto encuentran sus propias soluciones.

De este modo, asumen la responsabilidad personal de su conflicto y no tienen que aplicar soluciones predeterminadas.

En la comunicación benevolente, es importante que todos puedan expresar sus sentimientos.

De este modo, se “desahoga el vapor” y se calma la agresividad.

Sólo cuando se han expresado la rabia, el enfado y la desconfianza y todo el mundo se siente escuchado pueden elaborarse soluciones conjuntas.

Esto requiere sensibilidad y, sobre todo, tiempo.

Tómate tu tiempo conscientemente, para que las partes en conflicto puedan escucharse y expresar sus sentimientos y necesidades.

Es más, se necesita tiempo para escuchar a la otra parte con empatía, para luego poder encontrar soluciones conjuntas.
En la búsqueda de una solución, se recogen todas las ideas que sean relevantes para las personas implicadas.

Al principio, no importa lo factibles o realistas que sean.

Cuanto más creativas sean las ideas, mayores serán las posibilidades de encontrar una solución real.

El proceso consiste en que todas las sugerencias se hacen visibles (se escriben en papel) y se revisan conjuntamente para ponerlas en práctica.

En resumen, la comunicación benevolente es una forma de resolver conflictos mediante un enfoque neutral.

Es necesario moderar las tareas y asegurarse de que se respetan las normas de comunicación en la resolución del conflicto.

Las partes en conflicto lo resuelven todo de forma independiente.

Como dijo Marshall Rosenberg, cuando las necesidades son claras y visibles, encontrar una solución para resolver una disputa es un juego de niños.

Los principios de la comunicación benévola

La comunicación solidaria también se conoce como el lenguaje del corazón, la comunicación empática o consciente o el lenguaje de la jirafa.

El lenguaje de la jirafa es un lenguaje que se centra en los hechos y en la comprensión de los sentimientos y las necesidades.

En el otro extremo del espectro está el lenguaje del lobo, nuestro lenguaje cotidiano, en el que nos apresuramos a (pre)juzgar a los demás y seguimos siendo inconscientes en nuestros intercambios con los demás.

Gracias a la comunicación no violenta, podemos desarrollar más empatía hacia los demás, pero también hacia nosotros mismos.

La empatía funciona en dos sentidos: no sólo debemos mostrar compasión por los demás, sino también por nosotros mismos.

Sólo cuando aprendes a reconocer tus propias necesidades puedes atender también a los demás de forma generosa y empática.

Al fin y al cabo, todos queremos ser comprendidos por nuestros interlocutores y ser aceptados tal y como somos, con todas nuestras necesidades y sentimientos.

El objetivo de la comunicación benevolente no es comunicarse de una forma supuestamente “correcta”, porque no hay correcto o incorrecto

Por el contrario, el objetivo es comunicarse de manera que se satisfagan las necesidades de todos, o al menos se escuchen primero.

Por lo tanto, el objetivo de una discusión conflictiva es siempre filtrar una necesidad y luego encontrarle solución.

Pero somos seres sociales y todos queremos conexión y compasión.

Por eso la gente está fundamentalmente dispuesta a comprometerse y responder a las necesidades de los demás.

Sólo depende de cómo se planteen.

Los mensajes que utilizan el pronombre “tú”, que contienen acusaciones o exigencias, no animarán a nuestra contraparte a reunirse con nosotros.

Sin embargo, si formulamos una petición, las posibilidades de que nuestra contraparte responda a la petición y, por tanto, a nuestra necesidad, son mucho mayores.

Cuando nos apoyamos mutuamente para satisfacer nuestras necesidades, podemos construir relaciones duraderas, respetuosas y excelentes.

Por cierto, no hay necesidades cnv “malas”.

Según Rosenberg, la agresividad en el lenguaje, es decir, los insultos y similares, son siempre signo de una necesidad insatisfecha

A la inversa, también significa que el comportamiento agresivo de la otra persona no tiene nada que ver contigo, sino que se basa en una necesidad insatisfecha de la persona.

En toda empatía, la responsabilidad de la comunicación benevolente recae al 100% en ti.

Los demás no son responsables de cómo te sientes.

Mensajes como “Por tu culpa…” o “Porque tú nunca…” no tienen cabida.

Gracias a la cnv, aprendemos a responsabilizarnos de nuestras propias necesidades, a reflexionar sobre ellas y a dejar que la otra persona se responsabilice de las suyas.

Al principio de una discusión, a menudo ni siquiera sabemos cómo nos sentimos realmente.

Desglosar el problema en cuatro etapas puede ayudarnos a conocernos mejor, pero también a conocer las necesidades que hay detrás de nuestros sentimientos.

Las cuatro etapas de la comunicación afectuosa

La comunicación no violenta es especialmente necesaria cuando se trata de dirigir una discusión conflictiva o de hablar de algo que te molesta.

Para ello, lo mejor es proceder en cuatro etapas, según la psicóloga.

Etapa 1 de la comunicación atenta: identificar la situación

Describe lo que ha ocurrido de la forma más objetiva posible.

Intente no hacer acusaciones críticas ni insinuaciones y evite generalizaciones como “siempre”, “nunca” o “siempre”.

Esto se convierte inmediatamente en un ataque a la conversación y la otra persona se pone a la defensiva.

Así que en lugar de criticar o hacer generalizaciones, ¡describe la situación!

Ejemplo de comunicación violenta: “¡Nunca friegas los platos!

Ejemplo de comunicación no violenta: “Me he dado cuenta de que últimamente el fregadero está siempre lleno de platos sucios”.

Paso 2 en la comunicación comprensiva: exponer tus sentimientos

El segundo paso consiste en explicar cómo te sientes.

Formula tu mensaje utilizando el pronombre “yo”, en lugar de referirte a la otra persona como “tú”.

Ejemplo de comunicación violenta: “¡Nunca haces nada, eres tan vago!

Ejemplo de comunicación no violenta: “Me siento abrumado por todo lo que hay que hacer en casa”.

Como ves, no se trata de discutir egoístamente, sino de ayudar a la otra persona a entender tu punto de vista.

Desencadenas la empatía.

Paso 3 en la comunicación afectiva: la declaración de necesidades de la cnv

Ahora expresas lo que necesitarías en ese momento en relación con el problema.

No sólo muestras un posible objetivo que podría resolver el conflicto, sino que también aclaras lo que quieres.

Al fin y al cabo, la otra persona no puede mirar dentro de ti.

La ventaja: entonces no hay incertidumbre sobre lo que la otra parte quería realmente y por qué la discusión era “necesaria”.

Ejemplo de comunicación violenta: “¿Por qué nunca haces nada en esta casa?

Ejemplo de comunicación no violenta: “Me vendría bien una mano”.

Paso 4 de la comunicación benévola: la petición sincera

Por último, formula una petición sincera.

¿Qué es exactamente lo que la persona con la que estás hablando necesita hacer ahora?

Aquí se hace hincapié en las peticiones sinceras.

Es claramente diferente de una orden o una petición hipócrita, porque no hay amenaza ni ataque personal.

No hay consecuencias negativas si la otra persona no cumple tu petición.

En resumen, no estás amenazando a la otra persona con castigarla si se niega.

Así que intenta no culparte si la otra parte no accede a tu petición, porque también puede haber necesidades (tácitas) detrás de este comportamiento.

Ejemplo de comunicación violenta: “Saca la basura de una vez, huele mal, si no la derramaré sobre tu almohada”.

Ejemplo de comunicación no violenta: “Si pudieras sacar la papelera, me ayudarías a limpiar más rápido”.

Las ventajas de la comunicación benévola son evidentes para ti.

No hay malentendidos sobre cómo se siente la otra persona, qué necesita o cómo deberían ser las cosas en el futuro.

Un tono agradecido también evita que nadie se sienta ofendido o atacado.

En el mejor de los casos, esto conduce a discusiones constructivas.

Consejos prácticos para una comunicación productiva y atenta

Cuando se trata de comunicación no violenta, nadie puede decir que se levantó una mañana habiendo dominado esta habilidad a la perfección.

Por supuesto, en teoría es fácil comprometerse a comunicarse con más delicadeza, pero en el calor del momento, incluso los mejores propósitos pueden olvidarse rápidamente.

Para asegurarte de que esto no te ocurra, puedes mantener el control fácilmente con las siguientes preguntas.

Así que ten en cuenta estos aspectos en una conversación conflictiva:

  • ¿Estoy describiendo objetivamente y observando, o ya estoy evaluando?
  • ¿Soy imparcial al describir mis sentimientos?
  • ¿Formo los mensajes utilizando el pronombre “yo” y me centro realmente en mí mismo?
  • ¿Estoy dispuesto a no guardar rencor a la otra persona si rechaza mi petición?
  • Si la otra persona rechaza mi petición, ¿sé cuáles son sus necesidades? Si no es así, ¿puedo planteárselas concretamente?
  • ¿Evito el lenguaje amenazador o punitivo?
  • ¿Intento ponerme en el lugar de la otra persona y comprender su realidad?

No existe una única verdad.

Puedes presenciar la misma escena, ver lo mismo e interpretarlo de forma diferente.

Karin Tuil

Elimine estas herramientas de comunicación de su vocabulario:

  • Juicios morales, evaluaciones: si evaluamos el comportamiento de nuestros homólogos, no debemos hacerlo en relación con la moralidad, sino siempre en relación con nuestros propios sentimientos y necesidades.
  • Comparaciones con los demás
  • Condena
  • Interpretaciones: “Ha leído mi mensaje, pero no ha respondido, así que no le caigo bien”.
  • Abdicar de la responsabilidad: “Sólo hice eso porque tú…”.
  • Pedir en lugar de solicitar: acorrala a la otra persona. Con una petición, si la otra parte se niega, siempre existe la posibilidad de buscar otras opciones juntos y llegar a un punto intermedio. Las peticiones conllevan castigos si se rechazan, por ejemplo el silencio o la retirada del amor.

Puedes utilizar estos ejercicios para desarrollar el arte de la comunicación benevolente:

De la coacción a la responsabilidad personal

  • Piensa en algo que no te guste hacer.
  • ¿Qué frases te vienen a la mente cuando piensas en esa actividad? Tal vez algo como “debo, no puedo, no debo” o “no hay otra manera”.
  • Anota estas cosas: “Debo…” y la actividad que no te gusta hacer.
  • Ahora averigua qué necesidad estás satisfaciendo si decides hacer esta actividad.
  • Luego traduce frases como “Debo…” en “Elijo [actividad] porque [necesidad] es importante para mí”.

Ejemplo de comunicación no violenta: “Elijo lavar los platos porque la higiene es importante para mí”

Ya tenemos un sentido más fuerte de la responsabilidad personal y la actividad tiene un estatus diferente.

Ya no somos víctimas de cosas que supuestamente tenemos que hacer.

Reconocer las necesidades de la cnv

  • Practica identificando y articulando tus necesidades: “Estoy frustrado porque no me gusta este trabajo”. Tu necesidad detrás de esto es la libertad.
  • Haz una lista de tus necesidades y de las posibles estrategias y opciones para satisfacerlas.
  • Aprende a convertir tus afirmaciones en demandas alcanzables y a formularlas en consecuencia. Las exigencias deben estar en el presente, no en un futuro lejano y esquivo.

Ejemplo de comunicación no violenta: “¡Por favor, preste más atención!

El proceso de la ira

  • Piensa en una ocasión en la que te enfadaste con alguien.
  • Escribe qué hizo la otra persona que te molestó tanto.
  • ¿Qué valoraciones y juicios tuviste sobre esa persona? ¿Qué es lo que más te gustaría decirle?
  • Escríbelo todo y desahógate: los insultos también son aceptables.
  • A continuación, traduce tus juicios y valoraciones sobre esta persona en necesidades subyacentes. Porque todo juicio no es más que la expresión de una necesidad que ha sido desatendida.
  • ¿Qué necesidades cnv fueron desatendidas cuando la otra persona se comportó así en la situación?
  • Siente la importancia de las necesidades en tu cuerpo.
  • Permítase sentir lo importantes que son estas necesidades cnv para usted.
  • Imagina cómo te sientes cuando todas las necesidades están cubiertas (proceso de autoempatía).
  • Toma conciencia de cómo tus necesidades han sido desatendidas en la situación. ¿Cómo se siente?

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