La ley de Pareto, llamada así por Vilfredo Pareto, trata de la relación entre esfuerzo y resultado: el 80% del efecto puede obtenerse con el 20% de los factores implicados.
En otras palabras, el 20% del esfuerzo es responsable del 80% del resultado (regla 80/20).
Esto a su vez significa que el 20% restante de los resultados utiliza el 80% del esfuerzo.
Aunque esta relación numérica no siempre se aplica exactamente en todas partes, la ley de Pareto puede ser útil para definir, documentar y presentar las prioridades.
La ventaja de la regla 80/20 es centrarse en las tareas que tienen mayor impacto.
Esto puede aumentar la productividad y la eficacia.
En la gestión de proyectos, este método de autogestión reduce la complejidad.
Como las tareas se priorizan y sólo ocupan el 20% del tiempo, pero producen el 80% de los resultados, el trabajo está más centrado.
Con el objetivo de completar el 100% de todas las tareas, se corre el riesgo de perder la concentración.
Vilfredo Pareto y su regla del 80/20
En 1906, el economista italiano Vilfredo Pareto (1848-1923) estudió la distribución de la propiedad de la tierra en Italia.
El economista determinó que el 20% de la población italiana poseía alrededor del 80% de la tierra.
A la inversa, el 80% de la población tenía que conformarse con sólo el 20% de la tierra.
De ahí procede la regla del 80/20.
Afirma que la mayoría de las tareas pueden realizarse con un 20% de esfuerzo y resolver el 80% de los problemas.
El principio de Pareto es recomendable si las causas de un efecto son medibles o cuantificables.
Piense en qué procesos requieren cuánto esfuerzo.
Por regla general, aquí hay un gran potencial de optimización.
La ley de Pareto aplicada a las relaciones
De vez en cuando, hay términos científicos que también tienen una increíble carrera fuera de la ciencia.
La ley de Pareto es un ejemplo excelente.
Aplicada a las relaciones, puedes utilizar la ley de Pareto para argumentar así:
Incluso en la mejor de las relaciones, sólo podemos ser felices en un 80%.
Para que el 20% restante reciba su merecido, debemos aprovechar ese tiempo para ocuparnos exclusivamente de nosotros mismos.
Tomarnos tiempo para centrarnos en nuestras necesidades y deseos.
En concreto: viajar sin pareja, aficiones personales en las que la otra persona no tenga nada que ver, ligar también con desconocidos.
Lo importante, según los defensores de la teoría, es que esto sólo ocurre el 20% de las veces.
Hay que reconocer que, para algunos, esto suena un poco inverosímil.
Además, ¿no abre la puerta a la infidelidad?
Pues sí.
Así que si no confías en tu pareja, quizá deberías evitar utilizar la Ley de Pareto en tu relación.
Sin embargo, aunque la regla del 80/20 pueda parecer un poco descabellada, hay una idea importante detrás de ella.
Muchas parejas se dan cuenta en algún momento de la relación de que hay un problema en alguna parte.
Puede que no sean capaces de nombrarlo, pero se solidifica una sensación de insatisfacción.
En lugar de la felicidad inicial del 100% en el amor, puede que sólo sea del 80%.
Si no puede articular las necesidades que le faltan y, sobre todo, discutirlas con su pareja, probablemente empezará a buscar el 20% en otra parte.
Es decir, en una relación extramatrimonial.
Esto a menudo conduce a la separación, porque la persona que fue a buscar el 20% a otra parte se ha enamorado de este nuevo individuo.
Por supuesto, en ese momento no se da cuenta de que este amor es falso y tendencioso.
Así que piensa que esta nueva persona le da TODO lo que su pareja no le daba.
Aquí es donde entra en juego la regla del 80/20.
Con su ayuda, las parejas deben asegurarse de obtener el 100% de la relación.
Incluso si eso significa que supuestamente se toman egoístamente un 20% de “tiempo para mí”.
Pero también es posible que te des cuenta de que el otro 80% es mucho.
Te lo desglosamos…
¿Por qué la ley de Pareto puede explicar la infidelidad?
Cuando te digo que puedes encontrar el 80% de tu felicidad en tu relación, puedes pensar que eso es suficiente.
Al principio, con eso basta, pero con el tiempo empiezas a añorar el 20% restante.
Ese 20% de felicidad que te falta está lleno de discusiones, compromisos que no estás dispuesto a hacer y quejas.
Al principio de tu relación, el hecho de que tu pareja no cerrara el tubo de pasta de dientes no te molestaba.
Incluso te parecía gracioso: “¡Qué niño!
Al principio de tu relación, el hecho de que tu pareja nunca fregara los platos no te molestaba.
¡Trabaja tanto!
Estas “pequeñeces” han ido cobrando vida a lo largo de los meses y años de relación.
Ahora te irrita el tubo de pasta de dientes que tienes que limpiar y cerrar cada día.
Te preguntas si tu pareja te escucha cuando le pides que tenga cuidado con esas cosas.
O el hecho de que tu hombre se niegue a fregar los platos es suficiente para iniciar una discusión sobre la igualdad entre hombres y mujeres.
Te sientes como la señora de la limpieza, mientras él holgazanea en el sofá.
Estos puntos negativos, que en realidad sólo ocupan el 20% de tu relación, se apoderan de ti.
Aunque tu pareja sea fiel, comprensiva, cariñosa, generosa, etc., sigues sintiendo que falta algo.
Sientes que tu relación está podrida.
La ley de Pareto cobra todo su sentido.
Entonces te preguntas: ¿la hierba es más verde en otra parte?
Un ejemplo concreto de la aplicación de la ley de Pareto en las relaciones
Tomemos una pareja: Xavier y Julie.
Xavier es trabajador, atento, leal y generoso.
Pero también es introvertido y no le gusta salir de fiesta ni conocer gente nueva.
Julie es independiente, inteligente, cariñosa y leal.
Pero es más extrovertida que Xavier.
A Julie le gustaría salir más, ir a conciertos o a comer fuera.
Y ahí es donde surge el único problema de su relación.
El 20% que falta para ser feliz reside en este problema.
Es la ley de Pareto en acción.
Xavier y Julie discuten constantemente, porque Julie está harta de pasar las tardes jugando a videojuegos o viendo películas.
Pero Xavier se siente especialmente cómodo en casa y le cuesta salir de su zona de confort.
1. La correcta aplicación de la regla 80/20:
En su caso, la aplicación correcta de la ley de Pareto sería: separar las tardes.
Por ejemplo, una vez a la semana, cada uno sale con sus amigos.
Xavier, que es introvertido, no tiene que hablar con gente que no conoce y puede quedarse en la comodidad de una casa, la de uno de sus amigos.
Julie, que es extrovertida, puede salir de marcha con sus amigas, beber, ir de fiesta y bailar.
Resultado de la aplicación correcta del principio de Pareto
La pareja es un 80% más feliz en su relación (según la ley de Pareto).
Pero les cuesta ponerse de acuerdo sobre cómo conseguir el 20% restante.
La mejor opción es encontrarlo en actividades ajenas a la relación.
Cada uno hace algo que le gusta y gana ese famoso 20% de forma sana.
No hay celos, infidelidades ni dudas.
Finalmente, cuando la pareja vuelve a estar junta, todos están satisfechos y la relación vuelve a ser 100% feliz.
2. Aplicación incorrecta de la regla 80/20:
Julie está enfadada porque Xavier insiste en quedarse en casa.
No quiere salir con ella.
Enfadada, Julie llama a sus amigas y les propone salir una noche a un bar.
El grupo sale y, durante la velada, Julie conoce a un hombre.
Era tan extrovertido como ella.
De repente, tiene una revelación: ese hombre es exactamente lo que necesita.
Él le da lo que le falta en su relación con Xavier.
El resultado de aplicar mal el principio de Pareto
Este hombre le da a Julie el 20% que le faltaba en su relación con Xavier.
Esto es lo que explica la ley de Pareto.
Así que decide engañar a su pareja por este nuevo semental.
Puede que incluso decida dejar a Xavier de un día para otro.
Después de todo, es el hombre perfecto para ella, ¿no?
¡Pero no!
Este hombre sólo le da el 20% que le faltaba en su relación con Xavier.
Para conseguir ese 20%, tuvo que renunciar al 80% de felicidad de su relación.
Al final, arruinó un amor que le aportaba un 80% de felicidad porque, por capricho, el 20% del nuevo pretendiente le resultó más atractivo.
Conclusión
Por supuesto, ahora que te he explicado la Ley de Pareto, parece obvia.
Pero, ¿por qué lo hizo Julie?
Bueno, todos tenemos que ser honestos con nosotros mismos: hemos cometido este error antes.
Es precisamente en este 20% donde se esconden la mayoría de las razones de la infidelidad y las rupturas.
No apreciamos lo que tenemos, así que miramos a otra parte para ver si la hierba no es más verde.
No nos preguntamos cómo podemos trabajar en nuestra relación para mejorarla, o cómo podemos estar más satisfechos con nosotros mismos como individuos.
¿Cómo puedes mejorar tu relación utilizando la ley de Pareto?
Ninguna pareja puede presumir de ser perfecta.
Cuando dos desconocidos se unen para formar una relación duradera, es inevitable que haya altibajos.
Cada uno tiene que hacer sacrificios o compromisos para encontrar un equilibrio vital.
Pero en cuanto surge un problema, las tensiones y las discusiones se multiplican.
La pareja intercambia palabras a veces violentas e ideas que los miembros de la pareja no quieren decir realmente.
Al cabo de un tiempo, los problemas se resuelven y la relación vuelve a su cauce.
Pero hay un problema.
Los problemas superficiales no son realmente… ¡problemas!
Son consecuencias.
Hay que encontrar las verdaderas causas de la insatisfacción.
La ley de Pareto dice que el 20% de tu comportamiento causa el 80% de tus problemas.
Así que, en lugar de tratar de resolver todos los problemas a la vez, elige tus batallas.
Enfréntate al 20% de tus problemas que causan el 80% de las frustraciones de tu relación.
Así podrás solucionar las cosas.
¿Qué es lo más importante?
Abordar los problemas de uno en uno.
Tienes que llegar a la raíz de tus preocupaciones respetando la ley de Pareto.
Pero, ¡cuidado!
Una vez que te hayas ocupado del 20%, tienes que pasar al 80% y no perderte por el camino.
No te detengas en el primer paso.
La ley de Pareto no dice que si resuelves el 20%, ¡todo está resuelto!
¿Cómo puedes resolver tus conflictos de pareja?
Como ya he dicho, ninguna pareja puede pretender ser perfecta.
Una vez que hayas identificado el origen de tus conflictos utilizando la Ley de Pareto, tienes que ponerte manos a la obra.
Cómo puedes solucionar tus problemas de pareja?
1. Reducir el estrés
Las personas que reducen el estrés mejoran su calidad de vida.
Esto significa casi automáticamente que la relación también se beneficia.
2. Buscar apoyo
Puede que ya se haya dado cuenta de que quienes tienen más apoyo parecen tener menos estrés.
Esto también es comprensible, porque quien puede soltar lastre tiene más energía para los demás y para sí mismo.
3. Ponte en el lugar de tu pareja
Si te encuentras en un conflicto, a menudo sólo ves tu propio lado o tus propias necesidades.
Intentar ver las cosas desde el punto de vista de tu pareja puede aliviar parte de la presión de la situación.
4. Aceptación, respeto y aprecio
Es un cálculo sencillo: las actitudes positivas conducen a comportamientos positivos (amistosos, accesibles); las actitudes negativas conducen a comportamientos negativos (despectivos, hostiles).
5. Pasar más tiempo juntos
Si no os veis en todo el día y hay que ocuparse de todas las obligaciones después del trabajo, no queda mucho tiempo.
6. Comunicación sana (no violenta)
Escuchar activamente, hacer preguntas y expresar tu opinión forman parte de la base de la conversación.
7. Encuentra el problema dentro de ti
Creo que el comportamiento negativo hacia los demás es simplemente una expresión de tu insatisfacción contigo mismo.
8. Ocúpate de ti mismo
Algunas personas viven principalmente para los demás.
Siempre hay alguien más en primer lugar, ya sea la pareja, los hijos, los padres, etc. Te lo digo: ¡esto no funciona!
Te lo digo yo: ¡esto no funciona!
9. Aprende y habla el lenguaje del amor de tu pareja
Intentas hacer algo bueno por tu pareja y estar a su lado.
Le haces regalos o cumplidos con regularidad.
Y sin embargo, ¿se queja o critica a menudo lo que haces?
Puede que se hablen en lenguajes del amor diferentes.
Puede que su pareja no le entienda ni entienda sus esfuerzos.
Esto provoca malentendidos y que la pareja se sienta menos querida.