Cuando su hijo tiene mutismo selectivo, no puede hablar en determinadas situaciones sociales.
Pero antes de hacer un diagnóstico, es importante determinar si el niño sufre realmente este trastorno o simplemente es extremadamente tímido con determinadas personas.
La ansiedad social generada por sus primeros pasos en la guardería suele ser el desencadenante de este trastorno.
Pero cuidado: que un niño sufra mutismo selectivo (o electivo) no significa que sea físicamente incapaz de hablar.
Se trata simplemente de que determinados entornos les crean demasiada ansiedad para comunicarse.
De hecho, el niño simplemente elige permanecer en silencio.
En casa, por ejemplo, los niños no tienen ningún problema para hablar con sus padres o hermanos.
Durante mucho tiempo, los científicos ignoraron esta “enfermedad”, pero ahora el mutismo selectivo se reconoce como un trastorno de ansiedad.
Lo cual es una buena noticia, porque significa que los niños pueden recibir la ayuda que necesitan para comunicarse abiertamente.
Hasta ahora, se consideraba que un niño con este trastorno era tímido o simplemente maleducado.
Existe una versión de este trastorno llamada mutismo total, en la que el niño se niega completamente a hablar, incluso en un entorno seguro.
Psicología: el rechazo a comunicar
Este tipo de desafío mental suele comenzar en la guardería o en la escuela.
Luego se extiende a distintas situaciones sociales.
No hablar es una forma que tiene el niño de retirarse de la situación social que le agobia.
En primer lugar, es importante entender que es perfectamente normal que un niño tarde en adaptarse a una nueva situación.
Así que si tu hijo no se comunica mucho en la guardería, al principio no es para tanto.
Al fin y al cabo, usted también es reservado cuando llega a un entorno nuevo.
Si el silencio se produce a las pocas semanas de empezar la guardería o situaciones similares, suele ser una expresión de ansiedad por separación.
Es lo que se conoce como mutismo temporal o transitorio.
Sin embargo, si al cabo de semanas su hijo sigue sin hablar con las educadoras, podría tratarse de una forma selectiva de mutismo.
En Francia, se dice que uno de cada 150 niños padece este trastorno de ansiedad.
En situaciones sociales, afecta el doble a las niñas que a los niños.
¿Cuáles son las causas del mutismo selectivo?
Como este trastorno selectivo sólo se ha identificado recientemente (aunque Kussmaul ya hablaba de él en 1877), sigue siendo difícil identificar los orígenes exactos del mutismo selectivo.
Los primeros factores que se barajan son la predisposición genética, el entorno en el que crece el niño y la relación con su madre.
Pero los científicos enumeran ahora otras causas:
- Rasgos de carácter
Los niños y jóvenes con mutismo selectivo muestran rasgos de personalidad muy similares incluso antes de volverse silenciosos.
Suelen ser tímidos, reservados y sensibles.
Muchos también se muestran ansiosos cuando tratan con extraños o en situaciones nuevas.
Suelen estar muy orientados hacia una persona adulta de referencia y a menudo han crecido de forma muy protegida.
- Modelo de personaje
El trastorno selectivo es mucho más frecuente en familias en las que uno de los progenitores es muy introvertido o inhibido.
Los niños experimentan como hábito una comunicación reducida con el entorno.
Los trastornos psiquiátricos también son más frecuentes en las familias afectadas.
- Retrasos en el desarrollo y mutismo selectivo
Los niños afectados por mutismo selectivo suelen ir por detrás de sus compañeros en el desarrollo de su lenguaje.
Sin embargo, el retraso en el desarrollo se debe más a la falta de entrenamiento que a su inteligencia.
- Conocimiento de una lengua extranjera
Los niños de origen inmigrante que aún no dominan la nueva lengua también son mucho más propensos al mutismo que sus compañeros.
Sin embargo, según el sistema de clasificación psiquiátrica DSM-V, el dominio de lenguas extranjeras no se considera la causa del mutismo selectivo.
Es probable que los niños tengan miedo de cometer errores o se avergüencen de no tener aún confianza en el idioma.
En su lengua materna, sin embargo, su comportamiento sería probablemente más bien discreto.
Para diagnosticar el mutismo selectivo, es importante descartar otros trastornos que puedan ser similares en la vida cotidiana.
La pérdida del habla también puede ser consecuencia de :
- Daños orgánicos en el cerebro (tumor, inflamación)
- Sordera
- Pérdida auditiva (Audimutitas)
- Trastornos generalizados del desarrollo como el autismo
- Enfermedades que conducen a la pérdida del habla (síndrome de Heller, síndrome de Landau-Kleffner)
- Esquizofrenia
¿Cuáles son los síntomas del mutismo selectivo?
Muchos científicos consideran que el mutismo selectivo es una subforma de un trastorno de ansiedad, como la fobia social.
Otros investigadores no consideran que los síntomas constituyan un cuadro clínico independiente.
Según el sistema de clasificación diagnóstica de la OMS, CIE-10, el mutismo selectivo se clasifica como un trastorno selectivo del comportamiento y emocional que se presenta en la infancia y la adolescencia (apartado F 94.0 y DSM-V).
Según esta clasificación, la selectividad del habla está condicionada emocionalmente.
Es característico que un niño hable sólo en determinadas condiciones y permanezca callado en otras.
Síntomas a simple vista :
- El niño sólo habla en situaciones seleccionadas y predecibles a lo largo del tiempo y con determinadas personas (a menudo en casa y con uno o ambos progenitores).
- En otros contextos sociales, permanece en silencio a pesar de ser capaz de hablar.
- También suprimen otros sonidos (como la tos, la risa o el llanto).
- Evitan el contacto visual.
- El niño se muestra tímido, inhibido o ansioso.
- El desarrollo del lenguaje suele ser adecuado para su edad o sólo hay anomalías lingüísticas menores.
- El comportamiento se observa durante más de un mes y no se limita al periodo posterior al inicio de la guardería o la escolarización.
¿Qué aspecto tiene el mutismo selectivo en los adultos?
En los adultos, la psicología del rechazo a la comunicación es mucho más compleja.
Como he dicho antes, este trastorno selectivo se manifiesta en la edad preescolar o escolar.
Pero si no se trata, persiste en la edad adulta.
Los afectados siguen sin comunicarse libremente y por debajo de su potencial.
También pueden desarrollarse problemas adicionales de ansiedad y trastornos de la comunicación, puede aparecer absentismo escolar, malos resultados en la escuela y el trabajo, y mayores tasas de trastornos psiquiátricos adicionales.
Si el niño no recibe ayuda terapéutica, el mutismo selectivo también puede persistir en adolescentes y adultos.
Sin embargo, mientras que a los niños pequeños que no hablan se les suele considerar muy tímidos y aún así entienden muchas cosas, a los niños mayores, adolescentes y adultos se les acusa de callar deliberadamente y de querer manipular su entorno y podrían hablar si se esforzaran más.
Sin tratamiento, el mutismo selectivo suele durar años.
Con tratamiento, el comportamiento silencioso puede resolverse, pero el problema de ansiedad suele persistir.
¿Cómo puede ayudar a su hijo con mutismo?
En primer lugar, es necesario obtener un diagnóstico preciso.
Para ello, el médico le hará preguntas a su hijo.
También hablará mucho con usted.
Su objetivo es encontrar un acontecimiento concreto que haya desencadenado el mutismo selectivo.
Además, realizará pruebas físicas para ver si el niño tiene algún problema vocal, psicológico o emocional.
A continuación, el médico propondrá un tratamiento.
Por lo general, el tratamiento se centra en la terapia conductual (psicoterapia).
En ella, en un entorno protegido, el niño mudo aprende a confiar en un extraño (el terapeuta) y a acercarse a él de forma comunicativa.
Al principio, esto puede hacerse de forma lúdica, utilizando gestos, expresiones faciales y juguetes.
El objetivo posterior es que la comunicación verbal vuelva a ser posible sin miedo.
Las terapias de arte, música y movimiento también trabajan con el mismo objetivo.
Si el mutismo apareció en la guardería, es importante implicar a los profesores en el tratamiento.
Además de la terapia conductual, los padres y hermanos pueden participar en terapia familiar o formación de padres.
Aquí se pueden discutir las causas familiares del trastorno y acordar ayudas para el cuidado del niño afectado.
El tratamiento farmacológico con antidepresivos sólo debe considerarse un complemento y no la única medida.
Como padre, ¿qué puede hacer para ayudar a su hijo?
Como puede ver, la psicología que subyace a la negativa a comunicarse es compleja.
Comprenda que, para ayudar a su hijo, tendrá que ser paciente.
Puede que te sientas frustrado y confuso por la situación de tu hijo.
No entiendes qué está pasando: en casa, tu hijo actúa “normalmente”, pero en otro entorno, es mudo.
Sin embargo, para gestionar este trastorno, debes crear un entorno seguro para tu hijo.
Sobre todo, ¡no debes presionarle!
Tu hijo debe trabajar su trastorno cuando esté en su zona de confort, es decir, en casa.
Para animarle, puedes hacer lo siguiente:
- Hable del mutismo selectivo con su familia y con cualquier persona que esté en contacto con su hijo.
- Hable también de ello con su hijo, explíquele lo que le ocurre y dígale que confía en él. De este modo, le demostrarás que tiene capacidad para resolver su “problema”.
- No aísles a tu hijo. Aunque no se comunique con otros niños, debe jugar con ellos para familiarizarse y relajarse.
- Cómprele un micrófono para animarle a comunicarse lo más posible en casa.
¿Cómo puede la escuela cuidar de su hijo?
Como la guardería o el colegio generan mucha ansiedad en los niños, es importante que los profesores formen parte de la terapia conductual.
Si son impacientes, esto frustrará aún más al niño.
Por eso, el colegio debe informarse sobre el mutismo selectivo y hablar de ello con todas las personas que estén en contacto directo con el niño.
Luego hay que seguir algunas pautas:
- Los niños deben estar con amigos con los que disfruten.
- Adopte una actitud positiva ante los éxitos y los progresos, por pequeños que sean.
- Después de hacer una pregunta, dar tiempo al niño para que piense y responda.
- Utilice el lenguaje corporal, el libro de correspondencia y la asignación de responsabilidades.
- No obligue al niño a comunicarse.
- Implique al niño en todos los proyectos y juegos de grupo.
Con cuidado, el niño puede mejorar y abrirse.
Conclusión
El mutismo selectivo es una forma de ansiedad que surge cuando el niño llega a un entorno nuevo.
Forzar al niño a hablar es inútil; es más importante trabajar los niveles de estrés, el respeto de la zona de confort del niño y su seguridad.
Los niños necesitan sentirse a gusto para poder abrirse y combatir sus dificultades de comunicación.