Amar a alguien significa dejar que se desahogue contigo siempre que lo necesite. No porque seas un desahogo emocional, sino porque ambos hemos dado nuestro acuerdo tácito de estar ahí para el otro, en las buenas y en las malas.
Se trata de ser más fuerte de lo habitual cuando tu pareja está un poco frágil y hacer todo lo posible para ayudarle a superar este momento difícil. No importa dónde estés o lo que estés haciendo, estás ahí porque prometiste que lo estarías.
Amar a alguien significa ver todos sus defectos, sus rarezas, sus hábitos insoportables y aprender a amarlos, tanto como las cosas que nos atrajeron cuando nos enamoramos por primera vez. Porque la perfección no existe, y cuando dejamos de esperarla, por fin podemos abrazar a alguien en su totalidad.
Amar a alguien es como pasar tres horas cocinando un tagine desde cero. Machacando especias, cortando verduras, removiendo y probando hasta crear una explosión de amor y sabor a partir de un simple plato cocinado a fuego lento.
No necesariamente porque te encante cocinar o porque quieras impresionar a la otra persona, sino porque quieres cuidarla. Queremos que se vayan a la cama sintiéndose satisfechos y plenos.
Amar a alguien significa olvidar el pasado y vivir plenamente el día a día. Significa perdonar a la otra persona por lo que dijo o dejó de decir, perdonar viejas heridas y errores estúpidos. Porque sabes que aferrarte a esas cosas sólo alimentará tu ira y tu furia, ninguna de las cuales deja espacio para el amor.
Amar a alguien es ser esa mano firme que lo levanta cada vez que se desmorona, limpia sus cortes y rasguños y se asegura de que no se ha hecho ningún daño duradero. Es darle la confianza necesaria para seguir adelante con la cabeza bien alta, sin preocuparse de quién puede haberle visto caer.
Amar a alguien significa evolucionar: como individuos, pero también como pareja. Es probar cosas locas que hace un año nos asustaban; es empujarnos a ser mejores de lo que éramos ayer;
Es estimularnos mutuamente para llegar más lejos de lo que jamás soñamos. Es decir: “Te veo y estoy locamente orgulloso de ti, pero te reto a ir aún más lejos, porque creo en ti y en tu poder y es hora de que tú hagas lo mismo”.
Amar a alguien significa abrir tu corazón, aunque duela. Significa decirle a la otra persona cómo te sientes, sin miedo a ser juzgado o herido. Porque sabemos lo asfixiante que puede ser guardarse las cosas para uno mismo, y lo liberador que puede ser desahogarse. Así que os abrís el uno al otro y afrontáis lo que surja como resultado.
Amar a alguien significa estar agradecido cada día. Incluso aquellos en los que nuestro mundo se desmorona y nos hace girar la cabeza. Querer a alguien significa quererle especialmente en esos días. Porque tienes la suerte de poder volver a casa con esa persona, de envolverte bajo el edredón y despertar a su lado con un nuevo sol.
¿Y sabes cuántas personas soñarían con vivir esa experiencia? Así que no te olvides de abrazarles, besarles y decirles a menudo que se les quiere.
Querer a alguien significa cuidarlo cuando está enfermo. Significa sujetarle el pelo cuando vomita, llevarle un vaso de agua mientras está en la cama y comprobar cómo está cada hora. Significa no querer separarte de su lado cuando está en el hospital, aunque lleves días sin dormir ni lavarte. Se trata de gestionar la vida en su ausencia, aunque tu corazón empiece a temblar lentamente.
Amar a alguien, amar de verdad a alguien, es amarlo en sus peores días. Cuando todos los dioses están en tu contra. Cuando ninguno de vosotros tiene un buen día.
Amar de verdad a alguien: así es. Y no lo haría de otra manera por nada del mundo.