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El arte de la réplica: una habilidad que hay que dominar si se quiere tener éxito

El arte de la réplica: una habilidad que hay que dominar si se quiere tener éxito

¿Alguna vez has pensado: “Oh, debería haber respondido de otra manera” o “por qué no se me ocurrió antes”?

Ser rápido en la respuesta significa ser capaz de adaptarse rápidamente a cualquier conversación. De hecho, es como el tenis verbal en el que cada participante devuelve la pelota al otro.

Para ser bueno en la réplica, tienes que ser capaz de ignorar tu estado emocional para mantenerte lúcido y atento.

Por ejemplo, las personas que son buenas en la réplica no se estresan ante el más mínimo comentario inesperado o hiriente. No sudan, no se ruborizan ni se enfadan.

En resumen, mantienen el control pase lo que pase y articulan con calma sus ideas para dejar a los demás sin palabras.

Por lo tanto, ser elocuente significa tener siempre una respuesta inteligente y mordaz que ofrecer. Significa superar el bloqueo cerebral y la posible lesión, para devolver la broma a la otra persona.

¿Qué significa ser inteligente?

Admítelo, ya te has quedado sin palabras ante una persona asertiva o agresiva. Has estado en situaciones en las que no sabes qué decir.

Por ejemplo, tu jefe te dice que has hecho un trabajo terrible en tu proyecto. Sabes que no es tu culpa porque tu jefe no escuchó tus comentarios.

Pero no dices nada.

O la madre de tu pareja te dice que has engordado y que deberías adelgazar para estar guapa.

Nuevamente no dices nada.

Para poder replicar, tienes que controlar tus emociones. Esta es la única manera en que puedes permanecer lo suficientemente lógico como para responder de manera cortante.

Sí, es un arte que se puede aprender y puedes aprender a dominarlo para triunfar en la vida y salir airoso de cualquier conversación.

Puede que te resulte difícil visualizar lo que significa realmente ser inteligente, así que aquí tienes algunos ejemplos.

¿Qué significa ser inteligente en la práctica?

Contexto 1: Estás en una fiesta con amigos

Uno de ellos te dice:

Wow, te ves muy bien esta noche. Realmente quiero ir al grano esta noche. ¿Quieres hacerlo?

Tienes que responder:

¡No, no he bebido lo suficiente!

Contexto 2: Te sientes mal contigo mismo y vas a una fiesta de inauguración de la casa

Se le dice:

Los chicos se sientan en este lado, las chicas van al otro. Y tú, bueno… te sientas donde quieras.

Tienes que responder:

Y mi mano en tu boca, ¿de qué lado la quieres?

Contexto 3: Acabas de dar a luz y eres sensible a tu imagen corporal

Se le dice:

Entonces, ¿esas estrías? ¿Se han ido o vas a tener que lidiar con ellos el resto de tu vida?

Tienes que responder:

¿Mis estrías? ¡Oh, los cultivo como tú cultivas tu delicadeza!

En eso consiste ser inteligente.

¿Por qué es tan importante tener un retorno?

Ser elocuente es importante porque inspira respeto y admiración. Puedes olvidar una conversación. Puedes olvidar un discurso.

Pero nunca se olvida una frase bien colocada porque causa una impresión duradera. Además, ser bueno en la réplica es una forma de atraer la simpatía de los demás.

Al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta una persona que puede hacer reír a los demás con unas pocas palabras?

Las personas que tienen este talento son conocidas por su inteligencia e ingenio. Así que si eres capaz de ser rápido, pero educado y tranquilo, atraerás los cumplidos.

Además, ser inteligente significa ser ingenioso. Se trata de un elemento esencial cuando se quiere encontrar su lugar entre un grupo de amigos o colegas.

De hecho, puedes destacar de esta manera y poner tu espíritu por delante.

Pero ten cuidado. Es importante saber la diferencia entre una réplica rápida y una réplica constructiva.

El objetivo de una réplica rápida es dejar a los demás sin palabras. Es una frase que hará reír a la gente, que les chocará… En definitiva, ¡tener una réplica en este contexto es impactar!

Este tipo de ataque puede detener la discusión en seco y crear malestar.

La réplica constructiva es una verdadera conversación basada en la escucha y el respeto entre dos interlocutores.

Es la base de un verdadero intercambio. Y es en este contexto donde puedes usar tu imaginación para tener una réplica con frases inesperadas y llamativas.

¿Qué hay que hacer para poder hablar en todas las circunstancias?

Si ser elocuente es algo que te resulta útil, tienes que practicar con regularidad. De hecho, es un arte que puedes aprender a utilizar si dedicas tiempo a tu desarrollo personal.

Así que aquí tienes algunos consejos que puedes seguir. Paso a paso, reforzarás tu capacidad de réplica.

1. Comprender lo que ocurre en tu interior

Para ser eficaz, es importante desprenderse de las emociones. Si te dejas abrumar por lo que estás sintiendo en ese momento (vergüenza, bochorno, ira, etc.), perderás los nervios.

Así que necesitas recuperar el control de tu estado emocional. Para ello, trata de averiguar qué es lo que te hace sentir de qué manera y observa tu reacción.

Por ejemplo, cuando te enfadas, ¿qué haces? ¿Por qué te enfadas? Hazlo con todas tus emociones y comprende tu mecanismo emocional.

Después, intenta cambiar tus reacciones para poder recuperar el control. Este ejercicio le permitirá anticipar su reacción, de modo que en su próxima discusión pueda detectar las señales de advertencia de una emoción que podría hacerle perder la compostura.

Y al reaccionar a tiempo, podrá mantener la calma y la articulación.

2. Aprende a gestionar tu miedo

Aunque tengas un contexto ideal, si te sientes cómodo, puedes tener miedo. El estrés puede bloquear completamente tu pensamiento.

¿Y qué ocurre entonces? Tienes espacios en blanco. No sabes qué decir y todas tus ideas se confunden.

¿Cómo se puede combatir el miedo? Es muy sencillo. Si quieres ser capaz de hablar, tienes que tener confianza en ti mismo.

Así que cuando el miedo se apodere de ti, tienes que respirar profundamente, plantar los pies firmemente en el suelo y mantener el contacto visual.

¿Por qué? Luchar mentalmente contra los pensamientos negativos que te vienen a la cabeza, como “No debería haber dicho eso” o “Vaya, me va a entrar el pánico otra vez”.

Debes estar convencido de tus habilidades oratorias y de tu inteligencia si quieres ganarte la admiración de los demás.

3. Aprender a improvisar en cualquier contexto

Puede parecer lógico, pero tener una réplica significa saber improvisar en cualquier momento y lugar.

Así evitará que le sorprendan los argumentos de su interlocutor.

Puede que pienses que no puedes aprender a improvisar, que es algo que puedes o no puedes dominar. Pero esto no es cierto.

De hecho, ¡puedes practicar! Por ejemplo, puede sentarse frente a su espejo y ensayar las situaciones en las que se quedó sin palabras.

Entonces puedes decir lo que hubieras querido decirle a esa persona en ese momento. También puedes representar escenas que nunca has vivido pero que podrían ocurrirte.

¡Tenga cuidado! Para ser bueno en la réplica, hay que creer firmemente en lo que se dice. Así que no debes mentir.

Si tu tono carece de convicción, la conversación se vuelve aburrida y nadie te escuchará.

Pero si eres entusiasta, tu réplica tendrá el efecto deseado.

4. Escuche

Ser tan bueno en la réplica como para poder anticipar las intenciones de la otra persona se debe a dos cualidades.

En primer lugar, es importante tener paciencia para escuchar la historia de la otra persona hasta el final. En segundo lugar, hay que ser honesto.

De este modo, podrá comprender lo que es evidente en el discurso de la otra persona, pero también lo que está oculto. Y si quieres una buena réplica, tienes que responder a ambas.

Así que debes intentar comprender el estado de ánimo de la otra persona. Para escuchar con eficacia, concéntrate en lo que dice la otra persona, despeja tu mente y no te distraigas.

5. Observar

Como ya he dicho, tener una réplica significa improvisar. Improvisar significa reaccionar rápidamente para salir de una situación difícil o vergonzosa.

Pero su verdadera fuerza debe ser su capacidad de observación. Debes mirar a la persona con la que hablas y buscar fallos en su vestimenta, sus modales o su comportamiento.

A continuación, puedes utilizar tus observaciones para preparar tu respuesta. Por ejemplo, si ves que la otra persona lleva calcetines con sandalias, tenlo en cuenta.

Y si, en algún momento, hace un comentario sobre tu aspecto, puedes utilizar la información para ponerle en su sitio.

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