Aunque mucha gente tiende a confundir la inteligencia con la inteligencia social, ambos términos son bastante diferentes.
La inteligencia es la capacidad de aprender y conocer cosas. Una mente inteligente es una mente que es capaz de comprender y adaptarse fácilmente.
Así, a menudo tenemos la tentación de decir que la inteligencia es la capacidad de aprender hechos y regurgitarlos a voluntad. Pero este no es el caso.
La verdadera inteligencia es la combinación de la inteligencia académica y la inteligencia de las experiencias vitales. Cuando puedes decir que tienes una buena educación, formación y conocimientos prácticos es cuando puedes decir que eres realmente inteligente.
Este lado práctico de la inteligencia es lo que se llama inteligencia social.
La inteligencia social es una forma de inteligencia. A menudo llamada inteligencia interpersonal, es la capacidad de una persona para entender a los demás.
Así, la inteligencia social le permite aceptar e interpretar los sentimientos, las acciones y las ideas de los demás para poder conectar e interactuar con ellos de forma eficaz.
Por lo tanto, esta forma de inteligencia es innegablemente importante para construir una vida social, profesional y personal exitosa.
¿Cómo percibe la sociedad la inteligencia social?
A pesar de todos los progresos que ha hecho nuestra sociedad a lo largo de los siglos, muchas personas siguen dando prioridad a la inteligencia académica.
Además, a menudo se olvidan de contar la inteligencia social o incluso la inteligencia emocional como partes esenciales de la vida. Sin embargo, las relaciones sociales son extremadamente importantes para tu desarrollo personal y vamos a ver por qué.
Los seres humanos son personas sociales por naturaleza. Estamos diseñados para conectar con los demás, para crear fuertes vínculos emocionales.
No podemos vivir en completa autarquía. De hecho, la comunicación con los demás, las cualidades y los conocimientos de los demás son importantes para nuestro propio éxito. No somos autosuficientes.
La inteligencia social nos permite crear una red de conocimiento e intercambio. Y al formar parte de un grupo social, lo alimentamos con nuestras cualidades y experiencias, tanto como él nos alimenta con las suyas.
Las personas socialmente inteligentes pueden percibir cómo se sienten los demás, saben intuitivamente qué decir en situaciones sociales y parecen seguras de sí mismas incluso en situaciones que pueden parecer incómodas.
Se podría pensar que estas personas tienen unas habilidades interpersonales impresionantes o que son simplemente sociables, pero lo que realmente poseen es inteligencia social.
Pero ¡cuidado! Nadie nace socialmente inteligente. Se trata más bien de un conjunto de habilidades que un individuo adquiere con el tiempo.
¿Cuáles son los signos de la inteligencia social?
Las personas con alta inteligencia social pueden ser identificadas por cuatro tipos de comportamiento.
Estas características les permiten comunicarse con mayor facilidad y conectar con los demás para establecer relaciones duraderas y mutuamente beneficiosas.
1. Control de imagen y reputación
Las personas con alta inteligencia social tienen en cuenta la impresión que causan en los demás. De hecho, nunca pierden el control de su imagen porque saben que es extremadamente importante para el éxito en la vida.
Considerado como uno de los elementos más complejos de la inteligencia social, la gestión de la reputación requiere un cuidadoso equilibrio: una persona debe crear cuidadosamente una impresión en otra persona sin dejar de ser auténtica.
De hecho, el objetivo aquí no es mentir o convertirse en otra persona. Sencillamente, cuando se tiene una alta inteligencia social, se aprende a controlar las manifestaciones negativas de ciertos rasgos que se poseen.
2. Habilidades de conversación
¿Ha oído hablar alguna vez de la mariposa social? ¿No?
Es una persona que es capaz de encontrar un tema de conversación con cualquiera.
Por ejemplo, en una fiesta, este es el tipo de individuo que irá de persona en persona para discutir cualquier cosa.
Estas personas tienen tacto, pertinencia, humor y sinceridad en sus conversaciones y recuerdan detalles sobre las personas que hacen que el diálogo sea más significativo.
¿Sabes que son las personas que siempre están rodeadas de un montón de gente porque a todo el mundo le gusta hablar con ellas?
En definitiva, son las personas que se denominan “muy amables”. En realidad, se trata de personas que tienen una inteligencia social muy desarrollada.
3. La paciencia para escuchar
Una persona socialmente inteligente no se limita a escuchar para responder, sino que realmente presta atención a lo que la persona dice.
Memorizan información en la que nadie se ha fijado.
Los demás participantes en la conversación se alejan con la sensación de haber sido comprendidos y de haber establecido una conexión. Pero, en realidad, es una conexión superficial.
4. La ausencia de un argumento
Una persona socialmente inteligente entiende que discutir o demostrar un punto haciendo sentir mal a otra persona no es la respuesta.
No rechazan de plano las ideas de otra persona, sino que escuchan con la mente abierta, aunque no sea una idea con la que estén personalmente de acuerdo.
¿Por qué es importante desarrollar la inteligencia social?
Como habrás deducido, tener una alta inteligencia social te permite interactuar con los demás de forma adecuada y eficaz.
Por lo tanto, al desarrollar los rasgos anteriores, puede crear fuertes vínculos con sus allegados, pero también con completos desconocidos.
Y son estas conexiones las que le permitirán ascender en la escala social.
Porque ahí está el secreto: la inteligencia social te permite crecer.
¿Quieres un mejor estatus social? ¿Quieres más responsabilidad en el trabajo?
Entonces tienes que invertir en desarrollar tu inteligencia social.
Si eres mujer, puedes demostrar al sexo opuesto que eres fuerte e independiente.
Y que está buscando un verdadero socio y compañero de equipo. No alguien que se encargue de ti.
Si eres un hombre, el estatus representa el éxito y las mujeres se sienten atraídas por los hombres que son capaces de mantenerlas.
En resumen, ¡todo es positivo! Además de atraer al sexo opuesto, la inteligencia social le permitirá crear un grupo de amigos y conocidos de calidad.
¿Cuáles son las claves del éxito para mejorar su inteligencia social?
Ahora que entiende lo importante que es la inteligencia social, quizá se pregunte cómo desarrollar la suya.
Para ser sincero, va a ser un gran trabajo personal, pero merecerá la pena.
De hecho, los resultados se notarán a largo plazo: tu estatus social será más impresionante y podrás adaptarte a cualquier entorno social.
Estas son las 8 cosas en las que debes centrarte para mejorar tu inteligencia social:
1. Protocolo de conversación
Hay mucho detrás de nuestras palabras. Mientras hablamos, nuestro cerebro absorbe microexpresiones, entonaciones de voz, gestos y feromonas.
Las personas con alta inteligencia social son más conscientes de sus conversaciones protocolarias. Y esto viene en dos formas: conciencia social y facilidad social.
La conciencia social es la forma de reaccionar ante los demás.
Es una combinación de cuatro elementos: la empatía primitiva (sentir las emociones de los demás), la sintonía (escuchar con plena receptividad), la precisión empática (comprender los pensamientos e intenciones de los demás) y la cognición social (comprender el mundo social y el funcionamiento de una red de relaciones).
La fluidez social se refiere a saber interactuar con eficacia y armonía.
También se compone de cuatro elementos clave: la sincronización (interactuar sin problemas), la autopresentación (saber cómo presentarse), la influencia (dar forma al resultado de las interacciones sociales) y la preocupación (preocuparse por las necesidades de los demás).
2. Activadores sociales
Para entender el concepto de inteligencia social, hay que aprender a distinguir entre la inteligencia instintiva y la lógica.
Empecemos por su conciencia social. Diferentes personas y lugares desencadenan diferentes emociones, lo que afecta a su capacidad de conexión. Piensa en una ocasión en la que te hayas sentido emocionado por una reunión.
Ahora piense en una ocasión en la que se haya sentido agotado y derrotado después de una interacción.
Por un lado, tiene su capacidad para leer el lenguaje corporal y las expresiones faciales, lo que le permite tener una sensación casi instintiva sobre las personas que conoce.
Por otro lado, tienes la parte crítica y lógica de tu cerebro. Esto le permite comunicarse, contar historias o establecer conexiones sociales.
Estas dos facetas son importantes porque forman sus desencadenantes sociales. Por ejemplo, cuando eras un niño, nunca podías hacer amigos.
Acabas de aceptar un nuevo trabajo y tienes miedo de ser rechazado por todos tus compañeros. La parte instintiva de tu cerebro crea una sensación de ansiedad (¿y si no haces ningún amigo?) pero la parte lógica te calma (ya eres un adulto, las cosas han cambiado).
Así que, para desarrollar tu inteligencia social, tienes que averiguar cuáles son tus desencadenantes sociales. He aquí tres preguntas que puedes hacerte:
¿Qué tipo de interacciones sociales le dan miedo?
¿Quién le provoca ansiedad?
¿Cuándo sientes que no puedes ser tú mismo?
3. La zona de confort
¿Sabe qué forma parte de la inteligencia social? ¡Autocuidado!
Tanto si eres una persona extrovertida y alegre como una introvertida y tranquila, necesitas un lugar donde recargar las pilas y relajarte.
Es lo que podríamos llamar tu zona de confort: un lugar o actividad que te permite procesar con seguridad tus emociones y los acontecimientos que te rodean.
Esta zona de confort es extremadamente importante antes y después de las interacciones sociales. Antes, es importante descansar para no estar agotado.
Después, es importante dedicar tiempo a analizar las conversaciones para sacar conclusiones constructivas.
En resumen, si quieres desarrollar tu inteligencia social, tienes que priorizar. En resumen, después de cada interacción social deberías hacerte las siguientes preguntas:
¿Qué ha ido bien?
¿Qué ha fallado?
¿Qué habría hecho diferente?
¿Qué aprendí de la interacción?
También puedes llevar un diario en el que registres tus intercambios más instructivos o devastadores.
4. Adoptar para adaptarse
Tus instintos reflejan automáticamente a las personas que te rodean. Así es como funciona la empatía. Tu cerebro copia a las personas que te rodean para que te sientas como ellas. Esto le ayuda a entenderlos y a predecir mejor sus reacciones.
Si quieres mejorar tu inteligencia social, no te resistas. A veces tu lógica se interpone en el camino de tus sueños o del éxito.
Por ejemplo, cuando tienes una discusión con tu pareja, intentas mantener la calma para que él/ella se calme.
Entonces le dices claramente que se calme. ¿El resultado? ¡Ponéis las cosas peor!
¿Por qué? La persona enfadada siente que no la entiendes realmente. ¿Por qué? Porque estás luchando contra tu instinto de reflejar su ira.
A veces hay que ceder a estas emociones. Adopta exactamente la posición de la otra persona.
Esto puede darte una nueva visión de su punto de vista y ayudarles a ver que estás en la misma página que ellos.
Que quieras ser más inteligente socialmente no significa que tengas que ser más inteligente emocionalmente.
A veces hay que dejarse llevar porque es la mejor manera de entender lo que está pasando.
5. Lazos rotos
Uno de los mayores escollos de la inteligencia social es la falta de empatía. Para entender mejor de qué estamos hablando, he aquí un ejemplo.
Acabas de perder tu trabajo. Uno de tus amigos te llama para simpatizar contigo.
Te dice que comprende la dificultad de tu situación y que siempre puedes contar con él para hablar.
Pero detrás de sus palabras se le oye teclear en su ordenador.
Entonces te das cuenta de que está completamente ausente y frío. Así que sus palabras supuestamente compasivas te crean más malestar.
En resumen, entiendes que fuiste una tarea más en su día.
Como si hubiera hecho una lista de cosas que tiene que hacer y una vez que te llama, te lo imaginas marcando la casilla de “hecho”.
No interactúes porque crees que “debes” y di no a las obligaciones si puedes. En resumen, interactúa con empatía o no interactúes.
La inteligencia social también consiste en saber cuándo retirarse y dejar espacio al vacío.
6. Incapacidad de predecir lo que la otra persona está pensando
¿Sueles adivinar lo que va a decir alguien? ¿Eres capaz de predecir el comportamiento de la gente?
¿Crees que eres intuitivo? Si has respondido afirmativamente a estas preguntas, probablemente tengas una gran capacidad de pensamiento y conciencia social.
Si has respondido negativamente a estas preguntas, puede que estés en el lado de los “ciegos mentales”: incapaces de percibir lo que ocurre en la mente de otra persona.
La clave para ver la mente es la compasión.
Así que si quieres desarrollar tu inteligencia social, tienes que trabajar tu compasión.
En resumen, el egocentrismo en todas sus formas mata la empatía, por no hablar de la compasión.
Así, es imposible tener una buena conciencia social si sólo pensamos en nosotros mismos. Pero cuando centramos nuestra mente en los demás, nuestra perspectiva se amplía.
Además, el altruismo es una cualidad innata en el ser humano. Es que los años de evolución nos lo han robado.
7. Positividad contagiosa
Cuando alguien nos sonríe, es difícil no devolver la sonrisa. Lo mismo ocurre con otras expresiones faciales.
Cuando nuestro amigo está triste y empieza a llorar, nuestros propios ojos suelen humedecerse. ¿Por qué lo hacemos?
Son nuestras neuronas espejo las que reaccionan en respuesta a la angustia de otra persona.
Por eso, cuando estás rodeado de gente negativa, empiezas a ver la vida desde un punto de vista pesimista.
En resumen, el estado de ánimo es contagioso. Así que si quieres desarrollar tu inteligencia social, tienes que ser más positivo. Y si quieres ser positivo, tienes que estar rodeado de gente optimista.
8. Cuidado con la tríada oscura
Si digo antisocial, ¿en qué piensas? Personas narcisistas, maquiavélicas y psicópatas. O una combinación de los tres.
En resumen, si quieres mejorar tu inteligencia social, tienes que ser capaz de identificar estos tres tipos de personalidad y evitarlos como la peste.
La personalidad narcisista es cuando una persona tiene una visión exagerada de sí misma, un ego inflado y un sentido de derecho.
La personalidad maquiavélica es aquella que es manipuladora y explota constantemente a quienes la rodean.
La personalidad psicopática es impulsiva, despiadada y extremadamente egoísta.
En resumen, estos tres tipos de personalidad hacen todo lo posible para atraer toda la atención hacia ellos mismos y no ofrecen ninguna compasión, empatía o simpatía a los demás.
Son realmente “yo, yo…” y esto va completamente en contra de lo que es la inteligencia social.
Así que si quieres mejorar tu estatus social y trabajar en tu interacción con los demás, tienes que evitar a estas personas a toda costa.
Estas son las 8 cosas en las que debes centrarte si quieres desarrollar tu inteligencia social.
Los cambios no se producirán de la noche a la mañana.
Pero es una inversión de la que nunca se arrepentirá.
De hecho, los resultados serán a largo plazo y su interacción con los demás será mucho más eficaz y constructiva.
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